Ejes del documental

Paco

Sevilla, febrero de 1936. Calle San Luis, Barrio de La Feria/Macarena

El 18 de julio del mismo año, comienza el golpe de estado al Gobierno de la República. Gonzalo Queipo de Llano va a tomar la ciudad que el dia 20 ya se ha rendido. Franco va a penalizar a la Sevilla “roja” entrando con su guardia mora por la Macarena, donde aún resisten los milicianos de izquierdas. La calle San Luis va a ser escenario de los primeros fusilamientos. En la casa se va a vivir el horror del alzamiento que Paco va a recordar toda la vida como si de un recuerdo propio se tratara:
el expolio a las familias humildes, el intento de fusilamiento de su abuelo Florencio, que a partir de ese día enloquece, la enfermedad que se apodera del recién nacido, seguramente por la tensión vivida esos días.
En esa casa nunca faltó un insulto para Franco. Bernabé Cortijo, el padre, barbero en la Europa (Alameda de Sevilla). Trabajador y sin embargo, amante de los toros y de la “juerga flamenca”, financiada por sus amigos “con posibles”. Un hombre de gran físico, coqueto y de buen carácter, repudiado por su mujer la misma noche de la boda.

Ana Mérida, la madre, “sus labores”. Una mujer “diferente”, absorbente, insatisfecha, sensible, desordenada, inquieta, dependiente, coqueta, siempre a la contra de sus propios intereses. Incapaz de llevar una casa, pero siempre sorprendente en sus comentarios, con un pensamiento original y una mirada atormentada y brillante. Un talento creador sin cauce ni objetivo que fue siempre el nexo de unión de Paco con Sevilla.
Sin haber asistido nunca al colegio, los dos saben leer y escribir. Paco es el mediano de tres hermanos. Va a ser un niño ávido de conocimiento, siempre una nueva pregunta, siempre una respuesta pendiente, rebelde frente a la injusticia, sensible e interesado por el arte desde muy pequeño, en una casa en que la cultura llega a través del ABC y del Blanco y Negro, a disposición de los clientes en la barbería. En palabras suyas: “un niño rebelde y un poco loco”. Para su madre aquel niño “era un tormento”.

Sevilla es pobre, barroca, caliente, religiosa, huele a especias y está muy, muy lejos de cualquier lugar contemporáneo.

Lola

Sevilla, 9 de Octubre 1939

Nace en una familia falangista en los pabellones de la Exposición Iberoamericana de 1927. Su padre, falangista afín a José Antonio, va a ser responsable del abastecimiento de Sevilla durante la guerra y los años de racionamiento.

María Dolores Carrero, su madre, huérfana de madre a muy temprana edad, va a ser una de las primeras niñas recogidas por Santa Ángela de la Cruz. En la primera casa convento de la Santa va a forjar su inevitable destino religioso convirtiéndose en monja de la Compañía de las Hermanas de la Cruz. Abrazan la pobreza y promulgan la resignación. La vida de penalidades y sacrificio le hace enfermar y conoce al que va a ser su marido: Camilo Sánchez Camargo. Señorito de El Puerto de Santa María venido a menos. Un hombre siempre apesadumbrado, como el que guarda un secreto terrible, poco comunicativo, que adora a su hija pero es incapaz de mantener a la familia.

Lola va a ser la mayor de siete hermanos en una casa dónde faltará de todo menos el rosario y la misa mañana y tarde. María Dolores, la madre, educada por las monjas, es una mujer con poca cultura llena de prejuicios y tabúes, reprimida, dura, pero muy limpia.

María Dolores es una niña sensible, inteligente y justa, con criterio propio, que se niega a comer si sus hermanos no tienen suficiente alimento. Va a vivir una infancia de precariedad y debilidad que van a definir su salud para toda la vida. Se refugia en la lectura y el dibujo, afición heredada de su padre.

 

Juntos van a formar la pareja perfecta, la fórmula del gran amor pero también la de la creación: reflexión y pasión; mesura y alegría; “tempo” y acción; realismo e inocencia; prudencia y valentía; sensatez y atrevimiento; equilibrio y contradicción; razón y creación. Ella siempre leyendo tratando de encontrar las claves para entenderlo mejor con el máximo rigor. Él queriéndola sin medida, trabajando y viviendo. Siempre queriendo ser mejor.

Nuestra madre era una persona elegante; nuestro padre era una fuerza de la naturaleza: imparable. Juntos van a vivir la vida a la contra de la convención, a favor de la felicidad, con criterio propio. Una vida de compromiso con el arte, con la sociedad, con los amigos y la familia, con sus alumnos, con la trasmisión del conocimiento. Con las personas.

Las mujeres van a marcar la vida de Cortijo y son ellas las que nos llevarán a hacernos las preguntas a las que queremos dar respuesta.

Los escenarios de la Sevilla donde nació. Su boda en la Iglesia de Jesús del Gran Poder, de madrugada y sin testigos. La ciudad de su regreso siempre.

La huida a París, donde comenzó su compromiso antifranquista. El Mercado de Les Halles, donde trabajó como cargador; los grandes pisos burgueses de su etapa breve de pintor de paredes, las galerías de arte, el nacimiento de su primera hija.

La España de la dictadura. El Madrid de sus principios y de su final. El de los primeros movimientos de intelectuales antifranquistas y del mercado del arte.
Los suburbios, los poblados chabolistas, las galerías, los primeros grandes coleccionistas y también su rechazo de la vida pública, su reclusión. Su pasión por sus alumnos. La España democrática y la transición. Un francotirador pacifista. Un routier del arte.

A partir del testimonio de personas que los conocieron indagaremos en la personalidad creativa y trataremos de entender el fenómeno de la creación. Ahondaremos en las tendencias sociales en el arte de la mano de los artistas que lo practican: Santiago Sierra. Hablaremos de tecnología y arte, política y arte, para qué sirve el arte.

Con la participación de amigos, alumnos y artistas como Luis Gordillo, Juan Genovés, Antonio López o Santiago Sierra.