El tonto de Cortijo se cree que la crítica de arte no sirve para nada. Allá él. Algunas veces, yo estoy hablando de pintura, se me queda mirando con una sonrisa de lelo y yo no puedo continuar. ¿Para qué? No me sigue, no le interesa nada de lo que yo le digo y cambia de conversación.

El otro día ha venido a verme y me ha propuesto:

-¿Por qué no me escribes tú la introducción para mi catalogo?

-Bueno –le he respondido-, vamos a ver tus últimas cosas.

-No hace falta –me dijo- , no es necesario que hables de ellas, ni siquiera vale la pena que hables de pintura; escribe… de otra cosa.

-Pero bueno –le dije-, ¿para que quieres una introducción a tu catalogo si no quieres que se hable de tu pintura?

-Hombre… -continuó-, un catalogo debe tener muchas letras; hay que cumplir, hay que seguir la costumbre; no hay que llamar demasiado la atención.

En el fondo, yo creo que lo que le pasa es que se aburre mucho de eso de la crítica de arte.

¡ El infeliz¡ ¿por qué será eso? Porque, en el fondo, él tampoco sabe mucho de su propia pintura. Pinta lo que le da la gana y, además, no se preocupa mucho de ser original. Y luego -¡qué suerte tiene ¡- es original sin proponérselo, como si la originalidad no se consiguiera ocultando cuidadosamente la marca de procedencia magistral en su obra, sino por todo lo contrario, por una casi exhibición olímpica del sello de su origen.

-Oye, yo debería preocuparme un poco por estar al día, ¿no te parece a ti?

-No, hombre no; la preocupación de estar al día es absolutamente artificial. Tú procura estar al día como persona civil, como ciudadano. Lo demás se te dará por añadidura. Como pintor pinta lo que tengas gana, pinta lo que te apetezca, pinta –si te es posible-, sin que nada te cohiba, como Picasso; en libertad. Luego resultará que tus apetencias de pintor aunque se hayan puesto de acuerdo con un procedimiento del pasado, insensiblemente y sin que tú te des cuenta, se habrán puesto de acuerdo con la sustancia –y si quieres, con la esencia- del hombre actual que hay en ti. Porque todo pintor habita en el cuerpo de un hombre que. A pesar de todo, vive su tiempo. Creo que fue Picasso el que dijo una vez que lo difícil era pintar con absoluta sinceridad. Tu sinceridad te concederá actualidad.

¿Me habrá entendido? Por lo pronto, él sigue pintando lo que le da la gana.

-Oye, yo tenía muchas ganas de pintar esos claveles sobre esa cesta y los he pintado, pero… ¿no te parece a ti que en los tiempos que corren uno debería, en realidad, pintar otras cosas?

Me he sonreído y le he recordado, aproximadamente, la cita de un hombre que pensaba más o menos como él y como yo:

-“¿Qué tiempos son éstos que incluso ocuparse de las flores en el campo resulta casi un crimen?” Pero no te sobresaltes y sigue pintando claveles, si te gusta, porque en tu manera de pintar también estará, aunque tú no lo sepas, una imagen del mundo que es de tu tiempo y que, por serlo, es combativo.

Este Cortijo… ¿por qué no le gustará nada la crítica de arte?