El pintor sevillano Cortijo y su documental dramático de Alcalá de Guadaíra 1963

Juan Antonio Cabezas

Diario de España, 11 de octubre de 1963

Pero donde Cortijo va a encontrarse a sí mismo, es en ese pueblo tan andaluz, Alcalá de Guadaíra, donde se encierra para pintar. De vuelta de todos los “ismos” Cortijo se enfrenta con la dura realidad de un pueblo andaluz, con el drama de los campesinos sin tierra, de las mujeres trabajadoras temporeras de la aceituna, desde la recogida hasta las manipulaciones de fábricas y almazaras. Cortijo busca la realidad dramática de estos seres no para ofrecer el simple melodrama, sino para recrearla en su arte, extrayendo de ella su contenido espiritual y trágico. Por eso lo que ahora presenta Cortijo en la sala madrileña Quixote, es un dramático documental humano, a base de los tipos más singulares de Alcalá de Guadaíra. Allí están, cada uno con su carne y su hueso, con su alma de que trasciende de sus ojos, de sus arrugas más que de piel humana de corteza vegetal, de sus gestos en que se descubren fatigas y resignaciones seculares.

Esta obra de Cortijo es un fuerte latigazo que sacude la modorra y la fría indiferencia ciudadana, donde se habla de que los trabajadores españoles se van a trabajar al extranjero y muchos no se explican la causa. Cortijo nos la descubre sin palabras. Con gestos, con miradas, con algo que flota sobre la piel de esta humanidad que él ha sacado de Alcalá de Guadaíra, para mostrarla al mundo con su sed vieja, de redención.